Corazones rotos.

viernes, 1 de junio de 2012

Hay cosas que por mucho que crezcamos no debemos olvidar. Las historias de la abuela, el beso de buenas noches de papá, esos enfados del abuelo que tanto te hacían reír, ese osito de peluche que con tanto cariño abrazabas, esa sonrisa que tan pocas veces te sale y que cuando los demás la ven te dicen que estás preciosa. Son cosas que deben guardarse. Son pequeños detalles, pequeñas cosas que te llenan a lo grande, y que en el momento que estés en el fondo del pozo, acordarte de ellos será el torpedo que te hará subir. En eso se basa todo. Yo tengo muchos recuerdos así. Con unos sonrío, con otros no tanto. Siempre recordaré un día de Septiembre y una parada de autobús. Una parada que piso prácticamente a diario sin prestar ninguna atención. Pero a veces, las casualidades de la vida tuercen tu destino 180º y te llevan a lugares, personas y situaciones que jamás te habrías planteado. Un simple movimiento de manos y una sonrisa fueron los culpables de ese giro. Tú y tu flequillo, con tu mochila a la espalda y la tarjeta del autobús en la mano. Con esa sonrisa que tanto te caracteriza, y que a veces, te empeñas en ocultar por tonterías. Esa sonrisa que lleva acompañándome todo este tiempo en aburridas y eternas clases, fugaces y locas noches, enrevesadas historias y líos de amores... Todo eso es lo que me aportó a mi ese movimiento de manos tan especial. Reirnos hasta que nos duele el estómago y la mandíbula, o hasta ser incapaz de seguir leyendo La Casa de Bernarda Alba ¿Verdad?. Desde EESE día, hasta muchos otros. Por los "quiero verte", los "le echo de menos", los "no me habla...", los "No te líes con él, acabareis mal" y mis pocas ganas de hacerte caso, los "tengo que hablar contigo", los "Vamos a ver a ...", los "Sabes que nunca ha dejado de quererte", los "He quedado para hablar con él después de un año y estoy nerviosa..", los "por qué será?" como respuesta, los "ya no es lo mismo" y los "Te quiero mucho gorda". Soy incapaz de elegir un solo momento contigo, no puedo aislarte en una cajita de cristal y llevarte conmigo a todas partes; pero soy capaz de hacer que todo me recuerde a ti. Los pantalones del Racing, las fotos que invaden mi habitación, los Bob Esponja de los chinos, la playa de peligros y tu cumpleaños... Da igual lo que sea. No puedo agradecerte con simples palabras todo lo que has hecho por mi desde aquel día de Septiembre, sólo sé que viviría de nuevo esos momentos una y otra vez. Cada uno de ellos guarda esa esencia innata tuya de alegría, de optimismo, de energía... Sólo puedo decirte, que eres un sol, y que por muchos kilómetros que puedan separarnos, nada me arrancará de ti. Si, incluso aunque a veces, no recuerde que es 1 de junio... Te Quiero mucho gorda

0 huellas

Publicar un comentario