Crecer es levantarte una mañana para ver cómo ha cambiado tu vida, cómo recorres un camino que ya no te lleva al mismo sitio de siempre. Crecer es, por ejemplo, ir a la universidad. Pero crecer es, sobre todo, haberte conocido. Sin duda, estos son los momentos en los cuales das las gracias por cada cumpleaños, tanto tuyo como mío, y en los que sientes que todos los deseos que has pedido delante de las velas se te han cumplido por fin. Basta con conectar con una persona desde la primera vez que la viste para que merezca la pena soñar y guardar la convicción de que sigue existiendo gente maravillosa. Y nunca está de más recordarla a esa persona, el día de su cumpleaños, que nunca podremos regalarla algo que esté a su altura, porque ella ya es un regalo en sí bastante insuperable.
Felicidades, pero no por cumplir años, sino por seguir cumpliendo con tu forma de ser, con tu locura, con cada noche imprevisible, con cada error al que has enfrentado con una sonrisa. Porque eres una luchadora y eso sí es digno de felicitar. Te mereces muchos 18 más, y dejemos que madurar siga siendo una opción.
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