Corazones rotos.

sábado, 26 de marzo de 2011


La poesía más triste era una puerta cerrándose, la nostalgia una estela de un avión en el cielo. El paisaje más bonito era siempre el que salía de tus labios. Ahora entendí que la calma que precede a la tormenta es un corazón a punto de estallar. Lo bueno es que a veces sale el sol y un arcoiris lo cura todo. La vida era dejarse llevar, cocinar para dos, besarte la frente y volver a casa contando las baldosas. La noche era una luna enorme que cabe en un plato llano, la melodía de la madrugada era soledad y silencio. El futuro era una hoja en el calendario a punto de ser arrancada y el único plan de disfrutar lo que nos queda. Y yo, fotografío mentalmente todo lo que veo intentando parar el tiempo, sueño y vivo a partes iguales. De vez en cuando me despierta la vida dándome un golpe en la cabeza. Pero a la mañana siguiente vuelvo a perderme en una vida llena de gatos que duermen en mi regazo, faros que alumbran la vida y fotografías para el recuerdo. La felicidad era cerrar los ojos y caminar por los cables de la luz, cada vez más cerca del cielo.

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