Algunas veces a pesar de tus
mejores esfuerzos, la vida te da limones. Cuando eso sucede, tienes dos
posibilidades. Puedes poner mala cara o hacer limonada.
Hay cosas que es mejor no darlas más vueltas de las que tienen. Ni remolonear en el problema para ver si tiene solución. Algunas cosas no la tienen. Ni tampoco tienen marcha atrás.
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